Según expertos, puede significar tanto como la pérdida de un familiar u otro ser querido.
Los animales domésticos, especialmente los perros, tendrían la capacidad de empatizar con los seres humanos y de leer nuestras emociones. “Eso es lo que nos permite tener un vínculo con ellos”, explica la psicóloga argentina Nora Maier, según El Mostrador. Esto también ha hecho que muchas personas reemplacen lazos con otros seres humanos y prefieran mascotas, agrega la experta.
El mismo sitio menciona un estudio que realizó el departamento de Psicología de la Universidad de Nuevo México, en Estados Unidos, y publicado en la revista científica Perspectives in Psychiatric Care, el cual indicó que más del 85% de los dueños de perros admiten haber padecido dolor tras la muerte de su mascota.
El duelo surge cuando tenemos una pérdida, que puede ser desde una muerte hasta una separación con la mascota. “Los duelos en sí tienen diversas etapas, a través de las cuales pueden experimentar diferentes emociones, como la tristeza, la culpa, el enojo y, ya un poco más adelante, la gratitud y/o la aceptación”, explica Stefanny Vicencio, psicóloga.
Un gran problema que sufren los dueños de mascotas ante una muerte o extravío es que suelen experimentar una pena prolongada sin una compañía fiel y atenta, lo que se conoce, explica Maier, como “duelos desautorizados”. “La persona doliente no es vista tanto como tal, de manera que sus sentimientos, penas, necesidades de consuelo y apoyo emocional son reprimidos. Todos estos comentarios entorpecen al duelo y hace que estas personas se sientan incomprendidas y solas para enfrentarlo”, comenta la misma.
Según Vicencio, esto está cambiando. “Poco a poco ha ido tomando fuerza y siendo valorado como un duelo propiamente tal y como también, uno de los más dolorosos que puede experimentarse en la vida si la mascota era parte del núcleo familiar”. Por eso mismo, explica, es muy importante rodearse con seres que comprendan el dolor que se siente y el derecho a sentirse triste, desganado, cansado, etc.
Es crucial comenzar a abordar este proceso desde el punto de vista emocional, “expresar y trabajar las emociones del dolor. Aceptar que, en nuestra cotidianeidad, ya no está nuestro ser querido. Y buscar nuevas experiencias”, sugiere Maier. “Pero si uno siente que no puede con el flujo intenso de las emociones, recurrir a un especialista que pueda ayudar con la canalización de ellas”, aconseja Vicencio.
En tanto, si se extraña mucho al animal, “puede ser beneficioso que al tiempo de cada uno, se pueda dar la oportunidad de llenar ese vacío con otra mascota que busca hogar, recordando siempre que cada uno tiene sus propias características, y nadie reemplazará a la mascota anterior. Si no es el momento, dejar que fluya lo que se va experimentando y sintiendo, en conjunto de redes y un especialista en el área si es necesario”, agrega la experta.