Un diagnóstico precoz es básico para cualquier enfermedad y un tratamiento temprano puede mejorar la calidad de vida del animal e, incluso, curarle.
Igual que los chequeos rutinarios en materia de salud que realiza cada persona, se debe llevar la mascota al veterinario al menos una vez al año para detectar y prevenir a tiempo enfermedades. En la visita, el profesional puede hacer una exploración general, que incluya pesaje, palpación abdominal, auscultación cardiaca y pulmonar, revisión de la piel y el pelo, boca y dentadura, orejas y ojos, y palpación de ganglios linfáticos. Dependiendo de este análisis, este recomendará o no la realización de otro tipo de exámenes, explican en Hola.
Entre las dolencias más comunes que pueden sufrir las mascotas estarían la enfermedad periodontal, patologías ortopédicas y del sistema linfático, enfermedades cardíacas, del sistema respiratorio y de la piel. Los veterinarios también son fundamentales para recetar y recomendar los productos más apropiados para el cuidado de cada mascota, atendiendo a las peculiaridades de cada una de ellas, detalla el sitio ABC.
Aunque no sea una visita para vacunas, hay que llevar la hoja de salud, así se facilita el trabajo al veterinario y mejora la comunicación con él. También se determinarán los tiempos de vacunación y desparasitación. El dueño de la mascota, además, debe transmitir tranquilidad y confianza al animal, ser delicado y mantener la calma.
¿Con qué periodicidad hay que ir?
- Hasta los seis meses, se debe llevar el cachorro en meses alternos para controlar su desarrollo, así como su calendario de vacunas y desparasitación. Dependiendo de su raza, el veterinario indicará cuándo será la última revisión.
- Desde los 1 a los 7 años hay que establecer una frecuencia de revisiones dependiendo en gran medida de su raza. Una vez al año es la periodicidad general que se debe cumplir para pasar los controles rutinarios.
- Respecto a los senior (a partir de los 10 años los perros grandes, de los siete los medianos y de los ocho los pequeños), es recomendable que visiten al veterinario al menos una vez cada seis meses. En caso de padecer enfermedades crónicas, estas revisiones pueden ser más frecuentes. Cuando el animal está viejo, se aconseja pedir cita dos veces al año ya que su organismo está sometido a un mayor desgaste y existen más posibilidades de que desarrolle alguna enfermedad.
¿Cuándo hay que ir de modo urgente?
Algunos signos de alerta son: cambios en su conducta habitual; pérdida o aumento de peso; abdomen dilatado; vómitos o diarrea; dificultad para respirar o problemas para orinar o expulsar las heces. En el caso de las perras gestantes, es importante llevar al animal al veterinario antes, durante y después de la gestación. Por último, es recomendable que tras las vacaciones fuera de la rutina de la mascota, realizar un chequeo de su salud para descartar que esté libre de parásitos.